Las psicoterapias orientadas al cuerpo enfatizan la importancia de incluir el cuerpo cuando se realizan procesos terapéuticos. Hakomi es uno de esos métodos. En su libro Psicoterapia centrada en el cuerpo: El método Hakomi, Ron Kurtz dice: “El primer paso de un viaje es él más significativo, por la dirección que anuncia que por la distancia que cubre, nuestros patrones iniciales son importantes porque establecen el curso que modelan todo lo que seguirá y finalmente se convierte en la forma y el estilo de lo hoy somos “. En otras palabras, las experiencias de la vida temprana dan forma a lo que nos convertiremos, de la misma forma que el primer paso en un viaje determina la trayectoria de este.
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Una infancia traumática temprana experimenta una “parada” del desarrollo de la fisiología y psicología de la persona. Cuando los niños experimentan un trauma, desarrollan mecanismos para sobrellevarlos. Esos mecanismos de defensa se manifiestan en el cuerpo como propia fisiología y en la mente en la propia psicología. Trabajar ambos requiere un cambio de atención.
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Ser criticado por hacer algo estúpido puede ser un evento traumático para los niños. “Eres estúpido” es diferente a “Hiciste algo estúpido”. La primera etiqueta a los niños de una manera fija. Enseña a los niños que ser estúpido es parte de su identidad. Centrarse en la identidad pone en marcha la autoprotección al estrés y transforma a los niños en personas que no se involucran bien en situaciones de aprendizaje. La otra, “Hiciste algo estúpido”, se centra en el comportamiento. Los niños sienten que pueden aprender y crecer a partir de sus errores cuando se critica su comportamiento, en lugar de su identidad. Centrarse en la conducta pone en movimiento el deseo de involucrarse en el estrés y favorece a los niños en ser personas que desean participar en las situaciones de aprendizaje.
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Hay una fuerte tendencia en nuestra sociedad a centrarse en la identidad en lugar de en el comportamiento. Centrarse en la identidad tiende a asociarse con la motivación del objetivo final, mientras que centrarse en el comportamiento tiende a asociarse con la motivación basada en el aprendizaje. Cuando nuestra identidad es criticada, crea una intención que nos enfoca al objetivo final a expensas del momento presente. Esto nos enseña a esforzarnos para alcanzar logros futuros en lugar de aprender. Pusimos en marcha una vida de esfuerzo para realidad futura que deseamos que existiera ahora. Después de vivir de esta manera, llegamos al fin de la vida, lamentando no haber estado presentes durante la vida.
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La motivación basada en el aprendizaje pone en marcha un viaje lleno de experiencias. En este viaje, nos enfocamos en el comportamiento. Cuando ocurre un evento, tenemos curiosidad de cómo nos comportamos para poder extraer los elementos de aprendizaje. ¿Qué hicimos bien? ¿Qué es lo que aún tenemos que aprender? Estas son preguntas que dirigen nuestra atención de manera diferente, lejos de la identidad y hacia el esfuerzo. No estamos apresurándonos hacia el futuro; estamos prestando atención a la situación actual en la que estamos inmersos. Después de vivir de esta manera, llegaremos al fin de nuestra vida sin lamentarnos. Vivíamos cada día prestando atención a lo que estábamos haciendo.
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Estas mismas tendencias se aplican a la escalada. La motivación del logro pone en movimiento un primer paso que centra nuestra atención en los resultados finales. Luego, cada paso posterior sigue con la misma motivación. Un enfoque de logro insinúa que el tiempo futuro es más importante que el ahora, por lo que nos esforzamos por lograr el objetivo futuro. Nosotros miramos la ruta para pensar en nuestro plan de escalada. Esperamos que los pasos cruciales sean difíciles y tememos que nos cierren el paso. Empezamos a creer que no podremos llegar al futuro que deseamos. Luego, esperamos caer o tener dificultades en varios lugares para confirmar lo que creemos. Nos angustiamos porque nuestra atención se centra en una realidad futura que nunca llega.
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Una motivación basada en el aprendizaje pone en movimiento diferentes pasos para nuestra escalada. Queremos involucrarnos en las experiencias de aprendizaje y sabemos que existen en el momento presente, durante la experiencia de escalada en sí. Miramos la ruta y pensamos en nuestro plan de escalada. Identificamos dónde está el punto crucial, al igual que el escalador motivado por el logro, pero debido a que estamos basados en el aprendizaje, nuestra atención se centra en nuestro esfuerzo. El paso crucial probablemente sea difícil, pero esperamos esforzarnos para enfrentarlo. Hacer esto permite que la experiencia determine lo que es posible para nosotros. Podemos estar en medio de una situación estresante, pero estamos en paz de estar allí.
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Ya sea criar hijos o escalar, enfocarse en la identidad y el logro es una proposición perdedora. Corremos hacia una realidad futura a la que desesperadamente queremos llegar, pero nunca llegamos allí; nunca llegamos Aquí y ahora es la única realidad. Al darnos cuenta de esto, nos ayuda a relajarnos y disfrutar nuestras luchas. Lo que se requiere es conciencia de las experiencias traumáticas que han creado nuestra identidad y han dado forma a lo que somos. A partir de esa conciencia, podemos elegir conscientemente cambiar nuestro enfoque de identidad a comportamiento. Hacer esta elección cambia la forma en que enfocamos nuestra atención, esto finaliza la “parada” de nuestro cuerpo y nuestra mente. Pone en movimiento el primer paso que determina la trayectoria futura del viaje de nuestra vida y cómo nos formará. Luego, podremos mirar hacia atrás de nuestras vidas sin pesar. Hicimos nuestro mejor esfuerzo y eso es todo lo que pudimos haber hecho.