Las últimas lecciones se centraron en la toma de decisiones y el proceso creativo. Ahora que llega a su fin el año, vamos a tratar unos temas finales de este proceso. El fin de año es un buen momento para contemplar el año pasado y pensar lo que nos gustaría llevar a cabo el próximo año.
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La contemplación nos obliga a reducir la velocidad de nuestro ritmo frenético, parar y pensar. Necesitamos tiempo para pensar sin las presiones de la vida cotidiana. El primer paso para el establecimiento de metas se forja en este momento especifico. Lo que me funciona bien a mí, es sentarme en mi patio trasero, con una bebida como un café o una cerveza, y disfrutar de mi alrededor. Es otoño en este momento las hojas de arce se tornan amarillas y rojas, caen al suelo y cubren el césped. Las temperaturas son perfectas.
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Sientate, sumergete en el medio ambiente, y deja que tus sentimientos surjan a medida que reflexionas sobre el año pasado. Al reducir la velocidad de tu actividad, permites que afloren los sentimientos de calidad de tu vida. ¿Te has retado a ti mismo durante este último año? ¿Lograste lo que lo que pretendías? ¿Has aprendido algo y has ampliado tu conciencia? Es en momentos como estos que te das cuenta de los problemas más profundos y los deseos de tu vida.
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¿Cómo se manifiesta en ti la escalada? ¿Cómo te has desafiado en las escaladas? ¿Lograste las vías de escalada o los objetivos que pretendías? ¿Has aprendido más de lo que te preocupa o te limita tu escalada? ¿Escalas en las mismas zonas de escalada, escaladas en las mismas vías? ¿De verdad quieres estar sentado aquí el año que viene sintiendo lo mismo?
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Aprovecha este momento, que te haces estas preguntas, contempla las respuestas, y establece las metas que van a determinar la vida que deseas.
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