por Hayden Jamieson
Gran parte de mi carrera de escalada ha sido definida en un solo día en las montañas. Ese día ocurrió en el verano de 2016, cuando tuve un accidente mientras escalaba en el Karakórum en Pakistán. Me caí, me lastimé gravemente el pie y necesité de un rescate complejo. Cojeando, fui ayudado por amigos durante casi cuatro días para llegar hasta los servicios médicos más cercanos. Además de mi propia experiencia épica, dos de mis amigos y héroes, Scott Adamson y Kyle Dempster, nunca regresaron a casa de su expedición al Karakórum. A menudo hablo con generaciones mayores de escaladores que se refieren a esos momentos decisivos y cómo nos hacen comprender que no somos invencibles. Este evento fue un momento decisivo para mí. A lo largo de mi adolescencia y a principios de los 20, a menudo me encontré sin tener en cuenta todas las variables que entran en juego cuando se escala en situaciones peligrosas o de riesgo. Eso ha cambiado. Como cualquiera puede imaginar, este momento decisivo en el Karakórum tuvo repercusiones mentales significativas hasta ahora.
He estado trabajando con el programa de entrenamiento mental The Warrior’s Way durante el último año. Arno Ilgner, autor de The Rock Warrior’s Way y Jeff Lodas, uno de sus entrenadores, me seleccionó entre varios atletas de Evolv, para participar en el desarrollo de una nueva fase en su plan de investigación. Me pregunté cómo esta experiencia podría ayudarme a superar los acontecimientos del Karakórum, así pues estaba ansioso en participar.
Para mí, una de las principales cosas que The Warriors Way me ha permitido hacer es dar un paso atrás y observar mi situación desde un punto de vista más objetivo. Puedo observar mis pensamientos automáticos y reactivos y cómo me han cambiado. Este enfoque de observación, basado en la conciencia me permitió ver las situaciones como un espectador en lugar de un ser emocionalmente cargado. Debido a esto, la claridad de mis decisiones han sido absolutamente modificada. Por ejemplo: Estando muy por encima de un seguro en una escalada deportiva vertical, podía comenzar a ponerme muy nervioso por la posible caída, comenzar a dudar de mi habilidad y perder la atención. Con la claridad de darme cuenta de la naturaleza objetiva del bajo riesgo de la situación, confié en mi asegurador para considerar la caída de manera efectiva, la pared era tan vertical que no impactaría de manera violenta, soy consciente de la gestión de la cuerda, así que no caería boca abajo, etc. Así, me encontré mas libre para escalar con una actitud relajada y concentrada.
Fundamentado en la atención basada en la observación, también he comenzado a enfocar mi energía hacia una atención basada en la curiosidad. Esto se ha manifestado de muchas maneras, tanto en la escalada como en la vida en general. Sin embargo, sobre todo, me parece una fuente de inspiración hacer mi mejor esfuerzo absoluto sin la presión adicional de preocuparme por el éxito o el fracaso. En Yosemite, la primavera pasada, esta atención basada en la curiosidad me ayudó a realizar un gran objetivo mío: escalar el Freerider en El Cap. En las semanas y meses previos a la escalada, pasé horas preguntándome si sería capaz, lo suficientemente fuerte, lo suficientemente valiente como para liderar los espantosos largos, y lo suficientemente fuerte como para aguantar cuando las cosas se pusieran difíciles. Jeff Lodas, mi entrenador de entrenamiento mental durante todo el año, me recordó que debería afrontar cada largo con el mínimo de ideas preconcebidas. Sugirió que mirara la vía como un todo, decidiera si había algunos largos que legítimamente debería tener en cuenta y participaría en cada largo con una curiosidad tentativa, en lugar de la ansiedad acerca de cómo puede o no puede ser cada uno de ellos. Al ver el reto frente a mí como algo para investigar con curiosidad, me sentí libre de escalar lo mejor posible y realmente disfruté en cada momento de la pared en lugar de preocuparme por la dificultad que vendría después.
Tomar la decisión de participar en el entrenamiento de Warriors Way ha sido otro momento decisivo que ha sido fundamental para permitirme avanzar desde mi accidente en el Pakistán. Aunque el accidente no es algo que pronto voy a olvidar, siento la libertad de incorporarlo a mi vida diaria sin permitir que me consuma con miedo y ansiedad. Puedo ser consciente de su impacto y tengo curiosidad de cómo lo puedo integrar de la mejor manera. Todo el tiempo que he dedicado intencionadamente a entrenar mi mente me ha demostrado absolutamente el valor de la fuerza mental y la conciencia sobre cualquier otro estado físico que pueda entrenar en un gimnasio de escalada. Wolfgang Güllich tiene razón cuando dijo: “El cerebro es el músculo más importante para la escalada”.