¿Qué podemos controlar, y que no podemos controlar? Si centramos nuestra atención en lo que no podemos controlar, entonces no vamos a progresar demasiado. La potencia aumenta al centrar la atención en lo que podemos controlar.
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El fanático del control se centra en el control de lo externo. No podemos controlar la situación externa, como la vía o nuestro asegurador. Asimismo, no se puede controlar los errores que se hacen al escalar. Estos son siempre parte del proceso de aprendizaje. Si centramos nuestra atención en la prevención de errores y de lo externo debilitamos la potencia.
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Tener el control significa centrarse en el control interno. Podemos controlarnos a nosotros mismos y cómo gestionamos el estrés. Podemos controlar nuestro pensamiento crítico, nuestras decisiones y cómo utilizamos nuestro cuerpo. Los procesos internos de pensamiento crítico, cómo tomamos decisiones y cómo podemos involucrar nuestro cuerpo son siempre los mismos. Tenemos un método específico para hacer que nuestro el pensamiento sea crítico (Es el proceso de mirada abierta del Guerrero), la toma de decisiones (análisis de la posible caída y sus consecuencias) y la participación de nuestro cuerpo (respiración, relajación y movimiento). No hay que preguntarse lo que debemos controlar, el proceso se repite cada vez que nos proponemos gestionar el estrés.
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En Gilgamesh no podía controlar el hecho de que yo estaría boca abajo los 12 metros del techo. Pude controlar mi pensamiento crítico mediante el proceso de identificar donde colocar las protecciones para minimizar el riesgo. Identifiqué las zonas de caída posible y por lo tanto tomé el control para dar forma a mis decisiones. Pude controlar la forma en que mi cuerpo debía trabajar al centrarme en la respiración, permanecer tan relajado como fuera posible y moviéndome de forma continúa.
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