Continuando la exploración de la sabiduría estoica del libro de William Irvine, Encontramos una guía hacia la buena vida, con la práctica de la visualización negativa. Irvine dice que “… la forma más fácil para que ganemos la felicidad es aprender a querer las cosas que ya tenemos”. Esta práctica implica visualizar lo peor que nos podría pasar, si no prestamos atención en lo que ya tenemos. Hacer esto nos da una mejor perspectiva de nuestra vida y nos ayuda a ser felices.
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Una perspectiva de ello es ser proactivo y evitar que sucedan cosas negativas. Por ejemplo, si invertimos dinero sabiamente, podremos evitar perderlo. Seneca señala una segunda perspectiva: disminuyendo el impacto que el evento negativo tiene sobre nosotros. Podemos perder parte de nuestro dinero, pero no tanto como hubiésemos perdido si no lo hubiéramos invertido sabiamente. Una tercera perspectiva importante que es saber que los humanos tendemos a ser insaciables. Trabajando duro en lo que queremos conseguir y de forma rutinaria, perdemos el interés en el objetivo deseado. Así, si repetimos el ciclo trabajando duro una y otra vez perdemos el interés nuevamente. Irvine sugiere, que sin esta perspectiva rutinaria, nos hallaremos en una vía estable “de vuelta a la satisfacción”.
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Los estoicos buscan formas de revertir esta rutina cultivando a través de la visualización negativa el deseo por las cosas que ya tenemos. ¿Qué existe ya en nuestras vidas hoy? Esto incluiría comodidades, desafíos y relaciones. Una taza de café o una noche de sueño reparador, son comodidades que podemos dar por supuesto, pensando que siempre formaran parte de nuestra vida. Pero podrían no serlo. Podríamos tener insomnio y deberíamos dejar de beber café para poder dormir. Así, nos sentimos más agradecidos y disfrutamos de nuestro café y de dormir, al visualizar esta posibilidad negativa.
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Los desafíos también se pueden apreciar. Tendemos a olvidar esto cuando escalamos, nos frustramos cuando es difícil. Por el contrario, podemos estar agradecidos de que tenemos la capacidad de practicar escalada desafiante. Podríamos perder esta habilidad si nos incapacitamos. Disfrutamos más de los desafíos y podemos apreciarlos más al visualizar esta posibilidad negativa.
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También cultivamos el deseo de las relaciones que ya tenemos. Epicteto aconseja que debemos visualizar las relaciones que llegan a su fin. Deberíamos reflexionar sobre el hecho de que cuando le damos un beso de despedida a un niño por la mañana, puede ser la última vez. Por lo tanto, disfruta de ese momento. Es posible que nunca tengamos otra oportunidad de besar al niño. Estamos agradecidos y más presentes para el niño al visualizar esta posibilidad negativa.
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La práctica estoica de visualización negativa parece pesimista, pero como sugiere Irvine, nos convierte en “optimistas en toda regla”. Normalmente caracterizamos a un optimista como alguien que ve el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Para un Estoico, sin embargo, este grado de optimismo sería solo un punto de partida … continuará expresando su placer incluso teniendo un vaso … para comentar sobre lo que son vasos de vidrio asombrosos. Para tales personas, los vasos son increíbles; para todos los demás, un vaso es solo un vaso, y está medio vacío para arrancar “.
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Es importante recordar que la visualización negativa no equivale a preocupación. El primero es activo, visualizamos resultados negativos para cambiar nuestro comportamiento, actuar y modificarlos. Usamos nuestra atención activamente. La preocupación es pasiva. Le damos vueltas a las posibilidades negativas. Permitimos que nuestra atención se concentre en los resultados negativos sin tomar ninguna medida.
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El principal beneficio de la visualización negativa, desde la perspectiva del entrenamiento mental, es el efecto sobre nuestra atención. En lugar de luchar por la felicidad en el futuro, nos enfocamos en el presente, encontrando la felicidad ahora. Hacer esto nos mantiene presentes y agradecidos por las comodidades, los desafíos y las relaciones que nos deleitan. Somos felices y agradecidos de que tengamos vida para vivir el ahora.